Dicen que hay lugares donde ni el mismísimo diablo se atrevería a meter mano, y sin embargo, en Centenario, un ladrón de 28 años decidió poner a prueba esa regla no escrita. El jueves 22, justo en la madrugada, la tranquilidad de la Iglesia Cuadrangular fue interrumpida por un intento de robo que terminó en un insólito “atrapado en flagrancia”.
Pasaban las 6 de la mañana cuando la policía de la Comisaría Quinta de Centenario recibió la alerta. Al llegar al templo ubicado en la calle Canadá, muy cerca de 11 de Septiembre, los efectivos ya tenían en mente que aquella madrugada no sería común. Y no se equivocaron: al acercarse, el sonido de vidrios rotos y algún que otro crujido los alertó.
Quizás su fe no esté puesta en Dios, pero sí en la sagrada Vaca Muerta. El ladrón, como tantas otras personas, llegó a Neuquén queriendo encontrar un "futuro mejor". Las promesas distorsionadas de la Comarca Petrolera que ofrecen oro negro, suelen llegar truncas a los oídos de personas sin formación y sin estudios que buscan una salvación misteriosa en el gran capital que ha sabido construir la provincia.
Lo que encontraron fue, cuanto menos, sorprendente. Un hombre de 28 años, con un arsenal digno de un ladrón amateur: herramientas, objetos preparados para ser robados y hasta paneles acústicos destrozados, que él mismo había roto en su desordenada tarea. No era un plan perfecto, pero sí lo bastante osado para enfrentarse al “sagrado” recinto.
En medio de la escena también apareció el propietario de la iglesia, quien no podía creer lo que estaba pasando en su propio templo. Así, entre desconcierto y algo de incredulidad, el hombre terminó detenido, trasladado primero al Hospital Natalio Burd para una revisión médica y luego llevado a la sede policial del Casco Viejo.
Según fuentes oficiales, el detenido está en situación de calle y llegó hace meses desde Tucumán. No es un recién llegado al mundo delictivo: ya tiene antecedentes y estuvo involucrado en otros hechos, aunque esta vez su “hazaña” no pasó de un intento fallido, con más ruido y desastre que botín.
En Centenario, por suerte, esta vez la madrugada terminó con la fe intacta… y un ladrón atrapado.