Lo que empezó como una ilusión para que su hijo pudiera terminar la carrera universitaria, terminó en un largo peregrinar por reclamos, reparaciones fallidas y papeles judiciales. Una mujer de Viedma compró una notebook EXO en un local de la ciudad y desde el primer día el equipo le dio problemas. Primero faltaba una pieza en la base y, al poco tiempo, apareció un ruido extraño que lo hacía imposible de usar.
La clienta golpeó todas las puertas: fue al comercio, al fabricante, a Defensa del Consumidor y hasta aceptó intentos de reparación que nunca resolvieron el problema. Hubo incluso un reemplazo parcial, pero cuando el local quiso darle otro modelo le exigió pagar una diferencia. Cansada, la mujer rechazó esa condición, devolvió la máquina y terminó comprando otra en otro negocio.
La pelea siguió en tribunales. En su defensa, EXO aseguró que había cumplido con la garantía y la vendedora sostuvo que había actuado “con diligencia”. La Justicia no lo entendió así. El fallo recordó que los reclamos se hicieron dentro del plazo legal y que el equipo nunca estuvo en condiciones de cumplir su función.
El Juzgado de Paz fue duro: consideró que tanto el comercio como el fabricante eran responsables, aplicó la Ley de Defensa del Consumidor y los condenó en forma solidaria. Incluso cuestionó al local por querer condicionar el reemplazo a un pago extra, cuando debía entregar un equipo equivalente.
Al final, la sentencia fijó números concretos: un millón de pesos por daño directo, 400 mil por daño extrapatrimonial y 300 mil como daño punitivo. En total, casi dos millones que deberán salir de las arcas de Nuevas Mueblerías Avenida y EXO S.A., quienes ahora tienen que hacerse cargo de lo que no hicieron a tiempo.