Un incendio de interfase desató alarma en Bariloche, cuando las llamas avanzaron con furia por la ladera del cerro Runge, a metros del Sanatorio San Carlos y en plena zona céntrica. El fuego, que se propagó rápidamente por la pendiente y la densa vegetación, obligó a un despliegue urgente de brigadistas, bomberos voluntarios y medios aéreos. Aunque finalmente los focos fueron contenidos, varias viviendas resultaron afectadas.
Todo comenzó al mediodía, detrás del Sanatorio San Carlos, en el kilómetro 1 de la avenida Bustillo. En cuestión de minutos, las llamas treparon hacia las calles Salta y Tucumán, generando un escenario de máxima tensión. El subjefe del Splif, Nelson Leal, advirtió en ese momento: "Avanza rápido por la pendiente y la densa vegetación". La frase se convirtió en el reflejo de la desesperación que se vivía en el lugar.
El sanatorio bajo amenaza
La posibilidad de evacuar el sanatorio estuvo sobre la mesa. Desde el estacionamiento, médicos y enfermeros observaban con angustia cómo el humo cubría la ladera a escasos 20 metros del edificio. Aunque la evacuación fue desestimada, el temor era palpable: el recuerdo de pacientes y personal atrapados en medio de un incendio era demasiado cercano para ignorarlo.
Mientras tanto, el barrio Belgrano se convirtió en un frente de batalla improvisado. Vecinos desesperados arrojaban agua con baldes en sus terrenos, intentando frenar el avance del fuego. La escena evocaba la tragedia de 2015, cuando cuatro viviendas fueron consumidas por las llamas y centenares de personas se unieron para salvar lo que podían. Esta vez, el viento volvió a jugar en contra, y la breve llovizna que prometía alivio se desvaneció en segundos.
El operativo y la tensión creciente
Cinco móviles del Splif, junto a Bomberos Melipal y Campanario, se desplegaron en la zona. El tránsito fue cortado y dos medios aéreos sobrevolaron el cerro. Sin embargo, la tensión no cedía: varias viviendas resultaron afectadas y un edificio debió ser evacuado. La imagen de familias huyendo con lo puesto, mientras el humo cubría las calles, reforzó el dramatismo de la jornada.
Finalmente, cerca de las 16, el Splif anunció que los focos estaban contenidos. Pero la advertencia fue clara: "No se acerquen al lugar del incendio. La mejor manera de ayudar es despejar las vías de acceso y mantenerse informados por canales oficiales". El mensaje buscó frenar la avalancha de vecinos que, con buena voluntad, ponían en riesgo su vida y entorpecían el trabajo de los brigadistas.
Bariloche vuelve a quedar marcada por el miedo al fuego. La combinación de bosque, viviendas y viento convierte cada chispa en una amenaza latente.