Una requisa masiva dentro de la cárcel de General Roca, la más grande de la provincia, dejó al descubierto lo que se mueve puertas adentro del penal: celulares, armas caseras, alcohol artesanal y objetos peligrosos repartidos en varios pabellones. El operativo, que se realizó en siete sectores del establecimiento, expuso una realidad incómoda y derivó además en actuaciones judiciales por atentado y resistencia a la autoridad, luego de que algunos internos reaccionaran con violencia cuando fueron retirados de sus celdas.
El procedimiento se desarrolló desde temprano y avanzó en forma simultánea por distintos pabellones. En ese contexto, varios detenidos -adultos, algunos con largos años de encierro- mostraron su enojo al ser sacados de las celdas. Dos de ellos llevaron la situación al límite: hubo insultos, forcejeos y resistencia física. La tensión obligó a frenar momentáneamente el avance en uno de los sectores y terminó con la intervención judicial por resistencia y atentado contra la autoridad.
Sin embargo, más allá del episodio, lo que quedó al descubierto fue la cantidad y variedad de elementos prohibidos que circulaban dentro del penal. En el pabellón 1 aparecieron nueve teléfonos celulares, además de fundas y hierros adaptados. En el pabellón 4 se secuestraron dos celulares más y una pava eléctrica, un objeto que no debería estar en una celda.
Luego, en el pabellón 3, el panorama fue aún más delicado: dos celulares, láminas metálicas, y ropa similar a la que utiliza personal penitenciario, un dato que genera inquietud puertas afuera. A esto se sumaron cuchillos tipo sierra y una planchuela de hierro de más de 30 centímetros halladas en el pabellón 2, junto con una botella con bebida fermentada casera, conocida dentro del sistema como alcohol artesanal.
El recorrido continuó por el pabellón 8, donde se encontraron cuchillos, tubos de aluminio, hierros en forma de “L”, escombros y una antena, todos elementos que pueden transformarse en armas. En el pabellón 6 apareció otra botella de gran tamaño con bebida fermentada y un teléfono celular más. Finalmente, en el pabellón 7, se secuestraron joysticks de PlayStation, cables y cargadores, lo que volvió a poner sobre la mesa el nivel de circulación de objetos no autorizados.
En total, el balance dejó 16 celulares, armas blancas, hierros, alcohol artesanal, prendas sospechosas y objetos electrónicos. Todo distribuido en distintos sectores del penal, lo que vuelve a encender las alarmas sobre el control interno y la vida cotidiana detrás de los muros.
La requisa terminó sin heridos, pero con un mensaje claro: cuando se tocan intereses internos, la reacción es inmediata. Insultos, resistencia y causas judiciales marcaron una jornada que volvió a mostrar lo que muchas veces queda oculto entre rejas, pasillos y candados.