El amor vuelve a tener escenario en el lugar más emblemático de Bariloche. Desde este viernes, el Centro Cívico será otra vez testigo de casamientos, una tradición que muchos recordaban con nostalgia y que vuelve a latir. Las ceremonias se realizarán en la sala de prensa del Municipio, con el Nahuel Huapi de fondo y el reloj marcando la hora del sí.
Durante este año, más de 600 parejas pasaron por el Registro Civil local para casarse, pero ahora la postal cambia por completo. La posibilidad de celebrar las bodas en pleno corazón de la ciudad no solo devuelve un toque romántico al trámite, sino que además potencia un fenómeno que crece en la región, el turismo de bodas, que cada vez atrae a más parejas de otras provincias y del exterior.
La iniciativa surgió tras gestiones entre el Registro Civil y el intendente Walter Cortés, que ofreció el histórico edificio para las ceremonias. La idea es sencilla pero poderosa: recuperar el espíritu de aquellos casamientos públicos, con la comunidad como testigo y un paisaje de película detrás. Desde las diez de la mañana de este viernes habrá cuatro bodas programadas, y se espera que el cronograma se extienda durante el verano, especialmente los jueves y viernes.
El procedimiento es claro, quienes deseen casarse deberán presentar declaración jurada, análisis prenupciales y, en el caso de los extranjeros, documentación adicional para formalizar la unión. El requisito principal para los argentinos es que al menos uno de los contrayentes tenga domicilio en Bariloche. Todo está pensado para que la ceremonia conserve su carácter legal pero también su encanto simbólico.
El viernes, cuando suene el reloj y los aplausos llenen la galería de piedra, Bariloche sumará un nuevo capítulo a su historia romántica. Los fotógrafos ya se preparan, los testigos se acomodan y los novios cuentan los minutos. Como dice la canción de John Paul Young, “Love is in the air”, y esta vez, flota otra vez entre las piedras del Cívico y el reflejo azul del lago.