Mientras los vecinos avanzan y celebran su estatus sanitario más alto, Argentina sigue sin plan ni decisión. La Patagonia lo logró hace años, pero en vez de ceder, el país debería aprender y subir al mismo nivel.
A fines de mayo, en París, la Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA) anunció algo que sacudió al campo regional: Brasil y Bolivia fueron declarados países libres de aftosa sin vacunación. Un logro que llevó décadas de trabajo, control y disciplina sanitaria. En Argentina, en cambio, se sigue soñando con eso mientras siguen vacunando y discutiendo quién se hace cargo.
La realidad es simple: la Patagonia lo consiguió hace años. Desde el Río Colorado para abajo, los productores viven sin aftosa, pueden exportar a los mercados más exigentes del planeta y gozan del máximo estatus sanitario posible. Y no fue suerte: fue planificación, control, inversión y un trabajo conjunto entre el Estado y los productores.
El problema es que, mientras el sur mantiene su estándar con orgullo, el resto del país parece estancado. En vez de subir al nivel patagónico, se teme que la presión política empuje a la Patagonia a bajar el suyo. Y eso sería un retroceso inaceptable.
Brasil: un gigante que se organizó y lo logró
Con más de 200 millones de cabezas de ganado, Brasil demostró que no hay excusas cuando hay decisión política. Dejó de vacunar, fortaleció los controles y creó un sistema mixto entre el Estado y los productores que responde rápido ante cualquier emergencia.
El Fondo de Sanidad Animal (Fundassa) es su corazón financiero: cada productor y frigorífico aporta por animal faenado. Así lograron armar una caja millonaria que actúa sin demoras cuando hay un brote o una sospecha.
A eso se suma un seguro privado que evita que el productor se funda si hay que sacrificar animales. Como dijo un dirigente brasileño: “El gran vigilante es el que está en el campo, pero si no tiene cobertura, oculta los casos”.
Tras un intenso trabajo que culminó con el reconocimiento de la OMSA, lo que tiene por delante Brasil es garantizar el modo de sostenerlo compartiendo fronteras con varios países, entre ellos Bolivia, que recientemente también ha dejado de vacunar contra la Aftosa. Resultado: Brasil accede a todos los mercados del mundo, incluyendo Japón y Corea del Sur. En Argentina, solo los patagónicos podrían hacerlo.
El Senasa ha prometido una actualización del plan sanitario, pero los productores saben que sin coordinación nacional ni decisión firme, el país seguirá dividido. En el norte, se sigue vacunando por rutina; en el sur, se vigila sin agujas.