Un diagnóstico que cambió su vida durante cinco años
Durante cinco años, Nora atravesó una realidad que pocos imaginan: no podía ingerir alimentos ni agua de manera habitual. Su vida estaba limitada a jugos, licuados y nutrición asistida, siempre por medio de un sorbete. La causa era una patología llamada acalasia, una enfermedad autoinmune poco frecuente que afecta la movilidad del esófago e impide que la comida llegue al estómago.
En diálogo con AM550, el gastroenterólogo Javier Sebastián Estévez explicó que la acalasia.
“Es una enfermedad del esófago que genera dificultad progresiva para el paso de los alimentos. Afecta a 2 cada 100 mil habitantes”.
Con el tiempo, quienes la padecen deben modificar por completo su dieta hasta llegar, en casos extremos, a una ingesta exclusivamente líquida.
Una intervención clave para recuperar la alimentación
El procedimiento se realizó en FUNSAL, el centro quirúrgico ambulatorio del grupo CEMIC en Neuquén, donde Estévez y su equipo aplicaron una técnica novedosa para la provincia. El objetivo: cortar la válvula del esfínter esofágico inferior para liberar la presión y permitir el paso normal de alimentos.
Según explicó el profesional en AM550, se trata de “una intervención quirúrgica muy novedosa en Neuquén, una nueva herramienta para solucionar problemas como el de la paciente que atendimos el lunes”.
A las 24 horas, el resultado fue contundente: Nora volvió a comer por primera vez en cinco años.
“Desde el lunes nací de nuevo”: el testimonio de Nora
En la entrevista con Pancho Casado, Nora relató el impacto emocional que significó ese cambio. “Desde el lunes que fui intervenida, nací de nuevo, así se puede decir”, expresó al describir cómo vivió el antes y después de la operación.
Recordó que su alimentación diaria consistía únicamente en líquidos y que la decisión no fue sencilla:
“Me daba miedo dar el paso, es difícil como paciente tomar la decisión”.
Sin embargo, aseguró que recuperar la posibilidad de alimentarse “valió la pena”.
Tras la cirugía realizada el lunes, regresó a su casa el martes. Sobre las indicaciones posteriores, detalló que al principio continuó con una dieta estricta:
“Tres primeros días de líquido, jugos de frutas naturales, jugo, caldo natural de verduras. Todo en vaso, normal, ya no más sorbete”. Luego continuaría con semisólidos y, más adelante, sólidos, siempre bajo supervisión médica.
“No tiene riesgos”, afirmó sobre el procedimiento.
Un caso que abre puertas a nuevos tratamientos en la provincia
La evolución de Nora y la rapidez de su recuperación destacan el valor de contar con centros de referencia en patologías del esófago dentro de la provincia. Para Estévez, la intervención “aporta una herramienta fundamental” para casos complejos.
La historia de Nora no solo refleja el avance de la medicina local, sino también una enorme muestra de resiliencia y esperanza. Su recuperación, tan inmediata como significativa, se convirtió en un ejemplo de superación y en una señal optimista para otros pacientes que atraviesan condiciones similares.