Una jueza ordenó que una mujer y su hijo regresen de inmediato a Brasil, tras confirmar que el padre del niño usó una maniobra cruel para retenerlos en Argentina y seguir dañando a su ex pareja, pese a que ella había sufrido violencia de género y hasta agresiones durante el embarazo. El hecho como violencia vicaria y dispuso que nada ni nadie impida la salida del país.
La historia, sin embargo, tiene un trasfondo todavía más duro. Según confirmaron fuentes del fuero de Familia, la mujer había llegado desde Salvador de Bahía a Bariloche para una visita corta. Su vida y la del niño está en Brasil.
Tienen su casa, los controles médicos del nene, la familia materna que sostiene el día a día y el trabajo que le permite a la madre mantenerse. Pero el regreso se frustró de un día para el otro, cuando el padre revocó sin aviso el permiso de viaje que él mismo había firmado.
A partir de ese gesto, todo se convirtió en un calvario. El sistema migratorio automáticamente bloqueó la salida del niño, y la mujer quedó atrapada en Bariloche, sin sus ingresos, lejos de su red afectiva y obligada a vivir otra vez bajo la sombra del hombre que ya la había lastimado física y emocionalmente. La jueza entendió que esa “trampa burocrática” no fue casualidad ni celo paterno: fue un movimiento calculado.
Además, en el fallo quedó asentado algo gravísimo: el padre no mostró interés por su hijo durante más de un año. No presentó recursos, no pidió retomar el vínculo, no participó en controles médicos ni en nada que tuviera que ver con la vida del nene. Solo apareció cuando tuvo una oportunidad para afectar a la madre. Esa conducta encendió todas las alarmas en el juzgado.
Y allí entró en escena el concepto clave: violencia vicaria. La magistrada explicó que se da cuando alguien ataca a una mujer utilizando a una persona cercana como arma. La revocación repentina del permiso de viaje, sin diálogo y sin razones válidas, calzó perfecto en esa definición. Una forma encubierta, pero devastadora, de seguir lastimando.
Las agresiones previas también pesaron. El expediente recuperó antecedentes del fuero de Familia donde consta que la mujer ya había sufrido violencia de género, incluida una agresión cuando estaba embarazada. Ese dato fue determinante: la jueza advirtió que forzarla a permanecer en Argentina no solo prolongaba el daño, sino que volvía a ponerla en una situación de riesgo, junto a su hijo.
Por todo esto, y tras evaluar el arraigo afectivo y social del niño en Brasil, la disponibilidad de atención médica, la estabilidad emocional que había logrado y el interés superior del menor, la jueza resolvió cortar la maniobra de raíz. El fallo tuvo el acompañamiento de la Defensora de Niñas, Niños y Adolescentes.
Finalmente, instruyó a la Dirección Nacional de Migraciones que habilite la salida “sin obstáculos”, para que ninguna decisión administrativa vuelva a ser usada como una barrera contra la mujer.