La tarde del domingo fue un mazazo para el Valle Medio: la cereza, símbolo de exportación y motor económico de la región, quedó prácticamente destruida. En minutos, la tormenta de granizo y lluvia arruinó lo que llevaba meses de trabajo, dejando más de 300 hectáreas afectadas directamente y comprometiendo la calidad de la fruta destinada al mercado externo.
El epicentro fue Chimpay, donde los productores coincidieron en que el daño fue “muy grande, muy importante a nivel productivo”. Empresas que hasta el mediodía, habían cosechado el 70% de los frutos recibieron el fin. “Se terminó la cereza”, lamentaron con impotencia. El golpe fue transversal: desde pequeños chacareros hasta firmas de peso, todos quedaron expuestos a un fenómeno que no dio tregua.
Extraberry, uno de los polos cereceros más relevantes, sufrió pérdidas severas en sus plantaciones. A pocos kilómetros, otros productores reportaron daños en decenas de hectáreas de cereza, peras y manzanas. “No le dejó nada. Es la tercera temporada arruinada en cuatro años”, señalaron vecinos, describiendo un panorama que mezcla frustración y desesperanza.
Chimpay, es el epicentro del polo cerecero más importante de Río Negro, donde se concentran alrededor de 260 hectáreas con cerezos distribuidas en tres establecimientos. Si el porcentaje de afectación es alto directamente no conviene cosechar debido al costo que tiene la cosecha y el procesamiento.
El impacto social es inmediato: cientos de trabajadores contratados para la cosecha quedaron sin empleo. Solo Extraberry emplea a más de 600 personas, y la decisión de acortar la temporada dejará a muchas familias sin ingresos desde el lunes. El resto de las empresas seguirá el mismo camino, con una caída sensible en los empaques y un golpe directo a la economía regional.
El Valle Medio, que el año pasado exportó más de 2.400 toneladas de cereza, ve cómo sus expectativas se derrumban. El granizo dejó marcas imposibles de disimular y la lluvia provocó el temido cracking, que inutiliza el fruto para la exportación.