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Miércoles 13 de Agosto, Neuquén, Argentina
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Así trabajan quienes acompañan a las familias destrozadas por un siniestro vial

Silvia Bascur, Dirección Provincial de Protección Integral contra las Violencias, reveló cómo es el trabajo de contención emocional, jurídica y logística en los momentos más desgarradores que puede atravesar una familia. 

Miércoles, 13 de agosto de 2025 a las 14:12
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"No hay forma de anticiparse o prepararse para perder a un familiar en un contexto de esta manera”, señaló la directora del Centro de Atención a la Víctima.

Cuando un siniestro vial se cobra una vida o deja secuelas gravísimas, detrás de la tragedia hay un engranaje invisible que intenta sostener a quienes quedan. En Neuquén, ese trabajo lo realiza el Centro de Atención a la Víctima (CAV), que desde 2020 también asiste a familiares y sobrevivientes de accidentes de tránsito.

El CAV se creó por ley en el año 1995, a través de las leyes provinciales 2.152 y 3.238, para la contención emocional y el asesoramiento jurídico de víctimas de delitos, de violencia familiar y de género, de trata de personas y explotación, víctimas de siniestros viales, catástrofes y robos violentos.

Un informe preliminar presentado hace unos días por la Secretaría de Emergencias y Gestión de Riesgos de la provincia encendió las alarmas sobre la gravedad de la siniestralidad vial en Neuquén. Entre enero y junio de este año 25 personas murieron en las rutas neuquinas como consecuencia de siniestros viales. 

En una entrevista en el programa Entretiempo por AM550, Silvia Bascur, Dirección Provincial de Protección Integral contra las Violencias, dependiente del Ministerio de Gobierno, describió el momento inicial como “un sacudón que cambia todo en segundos”. “Estamos hablando de situaciones tan disruptivas en la vida de las personas… no hay forma de anticiparse o prepararse para perder a un familiar en un contexto de esta manera”, señaló.

El Centro de Atención a la Víctima también asiste a familiares y sobrevivientes de accidentes de tránsito.

El equipo interviene cuando hay víctimas fatales o lesiones gravísimas, como amputaciones. “Lo primero es detectar cuál es la demanda inmediata, porque más allá del shock, siempre hay una necesidad concreta: entender qué pasó, saber cómo sigue el proceso judicial o por qué se requiere una autopsia”, explicó.

En esos primeros días, la información precisa es parte de la contención. “No es lo mismo que la familia espere todo un día sin saber si le van a entregar el cuerpo de su ser querido, a que podamos adelantarles que la autopsia será recién al otro día”, dijo Bascur.

El trabajo no se limita al núcleo familiar: también alcanza a amigos, entornos comunitarios y, en casos puntuales, a instituciones como escuelas. “A veces surge la necesidad de un abordaje colectivo. Puede que no haya un vínculo directo con la víctima, pero sí con su entorno cercano”, contó.

La línea 149 opción 2 brinda asistencia para las víctimas de tránsito y sus familias de la Agencia Nacional de Seguridad Vial. Es gratuita, funciona las 24 horas de los 365 días del año en todo el país.

El centro trabaja articuladamente con la secretaría de Emergencia y Gestión de Riesgos, planificando el trabajo en común para una atención integral en temáticas como robos violentos, accidentes viales y catástrofes.

El centro trabaja articuladamente con la secretaría de Emergencia y Gestión de Riesgos.

Además de la contención emocional, hay un rol logístico clave. “Nos ha pasado tener que garantizar el traslado del cuerpo cuando la persona falleció en otra provincia. Estar ahí significa gestionar lo que sea necesario”, subrayó.

Pero el Centro de Atención a la Víctima no solo trabaja con siniestros viales: también interviene en casos de violencia familiar y de género, delitos contra la integridad sexual y trata de personas. “Hoy tenemos más de 100 situaciones activas de violencia familiar por mes, además de más de 50 intervenciones de guardia en el último mes y 11 rescates de víctimas de trata entre junio y julio”, detalló Bascur.

El objetivo, dice, es claro: estar donde más duele. “En un primer momento, la familia necesita abrazarse y duelar. Nosotros nos acercamos para que sepan que estamos, que pueden contar con nosotros. No hay palabras que curen, pero sí gestos y certezas que alivian”, cerró.

 

 

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