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Lunes 08 de Septiembre, Neuquén, Argentina
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El PJ mostró fuerza en Buenos Aires, pero en Neuquén la crisis es profunda

La victoria de Fuerza Patria en el principal distrito del país no se traduce en impulso para el peronismo neuquino, que llega a octubre debilitado y sin proyecto común. El análisis de las elecciones, en esta nota.

Lunes, 08 de septiembre de 2025 a las 09:23
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La victoria de Fuerza Patria en la provincia de Buenos Aires fue categórica: arrasó en la primera y en la tercera sección electoral, que juntas concentran casi el 60% de los más de 14 millones de votantes habilitados. El resultado fue celebrado como un hito nacional por el peronismo, que logró un golpe político al gobierno central en el distrito más determinante del país.

Sin embargo, el mapa político de Neuquén transita una dinámica propia. A diferencia de Buenos Aires, donde la estructura justicialista logró cohesionar su armado, en la provincia patagónica el PJ está fracturado en múltiples expresiones y sin capacidad de articular una propuesta unificada que logre disputar poder real en las legislativas de octubre.

El PJ en Neuquén tuvo un rechazo histórico principalmente por el manejo partidario de la lista. Esto no cayó bien entre sus propios votantes, que terminaron buscando otros candidatos y dirigentes más modernos, en sintonía con las demandas de los jóvenes. Tan errada fue la lectura del justicialismo neuquino que, en la presentación de candidatos, utilizó una foto de Cristina Kirchner con la consigna “Cristina libre”. El gesto, lejos de sumar, profundizó el rechazo y amplió la distancia con el electorado.

La división peronista neuquina se arrastra desde hace años y se profundizó con las últimas elecciones provinciales. Dirigentes que responden a distintos espacios nacionales y sectores gremiales no lograron establecer un frente común, lo que deja al justicialismo en una posición marginal. A contramano, la política neuquina se ordena en torno a La Neuquinidad, el espacio liderado por Rolando Figueroa, que busca consolidar un modelo provincial propio, diferenciado tanto del centralismo porteño como de la grieta tradicional.

Mientras en Buenos Aires el gobernador Axel Kicillof consiguió consolidar un armado político robusto gracias al desdoblamiento electoral y a una estrategia alineada con el descontento social, en Neuquén no existe una referencia de peso que logre encarnar ese mismo fenómeno. El peronismo local no tiene figuras con proyección competitiva, y los intentos de articular alianzas han terminado en frustraciones o disputas internas.

El escenario neuquino, entonces, permanece ajeno a los vaivenes bonaerenses. La victoria de Fuerza Patria difícilmente se traduzca en un impulso electoral al PJ neuquino, que llega a octubre debilitado y sin estructura. Por el contrario, la disputa de fondo se jugará entre la consolidación del modelo neuquino y el avance de proyectos nacionales que intentan capitalizar el malestar social desde afuera.

En definitiva, mientras en Buenos Aires el triunfo justicialista refuerza el peso de un bloque opositor al gobierno nacional, en Neuquén lo que queda en evidencia es la falta de un peronismo competitivo. La elección bonaerense confirma que el protagonismo de las provincias marcará el rumbo político, pero también que cada distrito tiene su propia dinámica.

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