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Un estudio revela que las parejas que se hacen bromas son más felices

Una investigación de la Universidad de Kansas reveló que las parejas que comparten bromas internas y se ríen de lo mismo disfrutan de vínculos más sólidos y felices. No se trata de ser gracioso, sino de reír juntos.

Viernes, 03 de octubre de 2025 a las 12:06
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La risa activa en el cerebro los circuitos de recompensa, libera dopamina y refuerza los vínculos emocionales. Y en pareja, ese efecto se multiplica.

En el amor hay mil teorías: que la confianza, que la comunicación, que la paciencia. Todas valen, pero un estudio de la Universidad de Kansas vino a reforzar la idea: las parejas que comparten un sentido del humor en común son más felices y estables. No se trata de que uno sea el gracioso y el otro el espectador. El trabajo, liderado por el profesor estadounidense Jeffrey Hall, subraya que la clave está en reírse juntos de las mismas cosas.

La investigación, publicada en la revista académica Personal Relationships, analizó nada menos que 39 estudios previos sobre relaciones y humor, con datos recolectados de más de 15.000 personas. La pregunta era directa: ¿el humor es importante en la pareja? La respuesta fue sí, pero con una condición. Lo fundamental no es cuántas veces alguien hace reír, sino si ambos disfrutan y entienden los mismos códigos humorísticos.

Jeffrey Hall lo resumió de manera precisa: “Lo que importa no es que tu pareja sea un comediante, sino que comparta tu forma de ver lo gracioso.”

 

La cuestión no pasa por el talento individual para hacer reír, sino por la compatibilidad humorística que genera de a dos.

 

 

Bromas privadas: el idioma secreto de los enamorados

Los investigadores encontraron que las parejas que generan chistes privados, bromas internas y referencias cómplices tienden a tener mayor satisfacción y conexión. Esas frases de código interno funcionan como un refuerzo del amor.

El humor compartido, según Hall, es una forma de crear una identidad común: “cuando dos personas ríen de lo mismo, lo que hacen es construir una pequeña cultura que solo les pertenece a ellas”.

 

Qué humor sí, qué humor no

El estudio también deja una advertencia: no todo humor suma. Las bromas hirientes o basadas en la humillación generan el efecto contrario: desgastan la relación y minan la confianza. En cambio, el humor positivo, irónico pero cariñoso, es el que genera cercanía y refuerza la complicidad.

La publicación de la Universidad de Kansas concluyó que el humor compartido no es solo un condimento ocasional, sino que las parejas que se ríen juntas tienden a reportar mejor comunicación y una mayor capacidad para enfrentar conflictos.

Confirma que la risa funciona como un mecanismo de regulación emocional, descomprime tensiones, baja la ansiedad y ayuda a relativizar problemas. Una discusión que termina en carcajada es una discusión que no deja cicatriz.

 

La investigaciónde la Universidad de Kansas se basó en datos recolectados de más de 15.000 personas

 

No es cuestión de stand-up

Una de las conclusiones más importantes del estudio es que no es necesario ser gracioso para tener una relación feliz. La cuestión no pasa por el talento individual para hacer reír, sino por la compatibilidad humorística. Incluso dos personas que jamás harían reír a un tercero pueden ser una pareja feliz sólo compartiendo el mismo código.

En términos científicos, la calidad del humor compartido supera a la cantidad de chistes. En términos prácticos, si los dos se ríen del mismo meme, ya es suficiente.

¿Pero por qué funciona así? La risa activa en el cerebro los circuitos de recompensa, libera dopamina y refuerza los vínculos emocionales. En pareja, ese efecto se multiplica porque la risa se convierte en un ritual compartido, una señal de apoyo mutuo y de complicidad.

Hall lo explica así: “El humor es una de las herramientas sociales más poderosas que tenemos. Usado de manera compartida, crea intimidad. Usado de manera hostil, genera distancia.

El mensaje que deja este estudio es claro: la ciencia ayudó a demostrar es que esas pequeñas carcajadas de a dos y la complicidad que genera en la pareja funciona porque convierten la vida cotidiana en algo más llevadero. Y si se sostiene en el tiempo, puede ser la clave de que las parejas sientan un grado de felicidad superior.

 

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