Pescar es una de esas actividades que combinan la tranquilidad con la adrenalina, el contacto con la naturaleza, el silencio y la paciencia. Para muchos es una escapada; para otros, una oportunidad de encuentro y conexión. Y la Patagonia es el escenario es ideal para cualquiera de estas opciones.
Particularmente en Neuquén y en Río Negro comienza la temporada de pesca, y Juan Pablo Benaglio, profesional de la actividad y barilochense, cuenta por qué esta salida se ha convertido en una de las favoritas y qué requerimientos y cuidados hay que tener en cuenta para practicarla.
Vida de pesca
“Para mí el río es un maestro”, asegura Juan Pablo, quien hace más de 20 años se dedica a la actividad pesquera en la región.
Recuerda que “siempre me gustó pescar, desde chiquito. Mi familia iba a pescar con mi abuelo, cuando íbamos de vacaciones a Mar del Plata. Pescábamos mucho desde las escolleras, nos gustaba un montón. A mi papá y mi mamá también les gustaba, y con ellos fuimos de campamento a un montón de lugares: lagunas, el mar, el río Paraná”.
Si bien Juan Pablo ya tenía la pesca en la sangre, fueron las montañas y el Limay los que lo enamoraron: “Ahí me volví loco”, expresa. Y continúa: “Conocí lo que es la pesca con mosca y encontré algo en lo que podía seguir aprendiendo siempre; todos los días puedo descubrir algo nuevo en el río”.
Actualmente lleva adelante el emprendimiento Limay Fly Fishing, con el cual organiza salidas guiadas y comparte su pasión con visitantes de todo el país.
Temporada abierta
Según el Reglamento de Pesca Deportiva Continental Patagónico, el 1° de noviembre es la apertura oficial de la pesca en los ríos y lagos de la región, y la temporada culmina el 1° de mayo.
“Después hay ríos, como el Limay, que tiene una extensión hasta el 31 de mayo; lo mismo que el lago Nahuel Huapi, que se puede pescar desde el 1° de octubre. Y también tenemos el embalse Alicurá, donde se puede pescar durante todo el año”, detalla Juan Pablo.
Cada lago y cada río poseen una reglamentación específica que se puede consultar al adquirir el permiso de pesca, obligatorio para realizar la actividad.
Una vez que comienza la temporada, las posibilidades son infinitas: “La pesca en río y en lago son dos cosas totalmente diferentes. Acá, por ejemplo, tenemos el lago Nahuel Huapi, gigante, con peces grandes y difíciles de pescar. Después está el río Limay, increíble, un desafío único para cualquier pescador. También el lago Mascardi, la cuenca del río Manso, que corre hacia el Pacífico, sobre la selva valdiviana, totalmente diferente a lo anterior”, describe.
“Hay muchas opciones para acampar a la orilla del río. Además están el Pichi Leufú, el Ñirihuau… Podés pasar una vida pescando y descubriendo lugares. Estos ríos y lagos tienen un paisaje increíble: montañas nevadas, bosques, fauna, lugares salvajes. La transparencia de las aguas los hace únicos.”
En la región se practican tres modalidades básicas: pesca con mosca (fly casting), cucharita (spinning) y pesca embarcada (trolling).
Disfrutar y cuidar
La pesca deportiva se ha convertido en una de las experiencias preferidas por los amantes de la naturaleza. Como tal, requiere mantener una relación armónica con el entorno.
“Un día de pesca arranca bien temprano, con las primeras horas de luz, buscando los mejores lugares. En el río no se puede pescar con motores, todo es a remo. Al mediodía paramos a comer, hacemos un almuerzo a la orilla del río: no podemos hacer fuego, pero sí llevamos un anafe y siempre comemos un churrasco, algo bien tradicional argentino. Y después seguimos pescando el resto del día, hasta más o menos las seis de la tarde”, cuenta Juan Pablo.
A quienes quieran iniciarse en esta actividad, les aconseja cuidar el entorno y contratar un guía: “Hay que regresar siempre con la basura, cuidar el lugar. Si pueden ir con un guía, van a aprovechar mucho más su tiempo, porque los va a poner en situación de pesca todo el tiempo, se va a ocupar de la seguridad y de enseñarles las técnicas que usamos acá”.
“Cuando la gente ve lo que es el río, lo transparente que es, en el caso del Limay, los paisajes… realmente quedan maravillados”, asegura. Y concluye: “Cuando estoy en el río pescando, en el bote, lo que siento es alegría, felicidad, conexión. Me gusta mucho estar en la naturaleza, poder ver algún animal salvaje, cuando se da la posibilidad. Me gusta mucho estar en el río: lo que siento es una conexión que me hace muy bien”.
 
 