En medio de la expectativa por el lanzamiento de QUIMERA, María Becerra sorprendió al relatar con crudeza el difícil camino que atravesó en el último año. La artista contó que sufrió dos embarazos ectópicos que marcaron un antes y un después en su vida, tanto en lo personal como en lo profesional, y se sinceró sobre sus deseos de ser madre junto a J Rei.
En diálogo con Tony Dandrades, María Becerra habló con una honestidad absoluta sobre sus ganas de formar una familia. Aunque siempre se había imaginado siendo mamá joven, reconoció que sus prioridades cambiaron a partir de los riesgos que enfrentó. “Quería tener un bebé a mis veintipico, pero entendí que sigo siendo joven dentro de algunos años”, explicó, dejando en claro que ya no está dispuesta a poner en juego su salud.
María Becerra fue categórica al reflexionar sobre los peligros que vivió durante ambos embarazos. “Yo valgo mucho como para terminar muerta por la ilusión de tener un bebé”, lanzó, una frase que dejó ver el impacto emocional de un proceso tan delicado. Además, comentó que aún no lograron determinar cuál es el problema de salud que derivó en estas complicaciones, aunque junto a su pareja continúa consultando especialistas y realizando estudios.
Sobre el episodio más grave, María Becerra relató que estuvo “a nada de morirse” durante su segundo embarazo ectópico. Según contó, los médicos incluso le advirtieron a J Rei que había “altas chances” de que no sobreviviera. Pasó siete días internada, fue intubada y sufrió una hemorragia interna que la dejó al borde del colapso. “Perdí cerca de dos litros de sangre”, recordó, visiblemente conmocionada.
Ese golpe emocional también repercutió de lleno en su vínculo con la música. Al regresar a su casa tras recibir el alta, escuchó el álbum que tenía terminado y sintió que ya no la representaba. “No quiero sacar esto, no me siento identificada”, pensó, una decisión que la llevó a replantear su carrera y empezar desde cero.
A partir de ese quiebre, María Becerra se refugió en la escritura para procesar su duelo. Confesó que durante meses compuso canciones de tono oscuro, una manera de liberar el dolor acumulado y reconectar con su verdad más íntima. “Necesitaba atravesarlo y exteriorizarlo”, explicó.
Aunque su deseo de ser madre sigue latente, hoy lo vive con mayor serenidad. “Hay una ansiedad apagada”, admitió, y afirmó que confía en los tiempos que le marca la vida. “Creo mucho en Dios y quizás me está diciendo que ahora no tiene que ser”, cerró, mostrando una madurez que nació del momento más difícil que le tocó enfrentar.