La reciente actualización implementada por la Administración de Recaudación y Control Aduanero (ARCA) volvió a poner al mercado automotor en el centro de la escena. Desde el 1 de diciembre de 2025, la entidad elevó el piso a partir del cual los autos 0 km deben tributar impuestos internos, lo que generó una fuerte expectativa de bajas inmediatas en los precios de los modelos más costosos.
El cambio no es menor: el umbral previo, de $63.166.936,50 (sin IVA), pasó a $74.314.009,43, lo que implica que los vehículos con precios de venta hasta $102.600.000 ahora quedan fuera del impuesto.
Según precisó el tributarista Sebastián Domínguez, si las automotrices deciden trasladar la diferencia al público, los descuentos podrían llegar a los $16.311.923, equivalentes a una rebaja del 13,71% en el precio final de ciertos modelos de gama media-alta y alta.
Sin embargo, el escenario no garantiza automáticamente una caída generalizada en los valores. Analistas coinciden en que la decisión final depende de múltiples factores. Entre ellos, la estrategia comercial de cada terminal, que podría optar por:
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No bajar los precios y aprovechar el nuevo margen para evitar quedar alcanzada por el impuesto.
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Aplicar rebajas parciales, compensando el beneficio impositivo con ajustes por la continua devaluación del peso.
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Moderar aumentos previstos, en lugar de reducir precios de lista.
Domínguez remarcó que, en años anteriores, varias marcas recurrieron al “topeo” de precios para no cruzar el umbral del impuesto interno, una práctica que podría repetirse ante la incertidumbre macroeconómica actual.
Por ahora, las concesionarias monitorean el impacto de la medida y aguardan señales de las automotrices. Mientras tanto, los consumidores siguen de cerca la evolución de un mercado donde una variación fiscal puede significar millones de pesos de diferencia.