El juicio por el brutal asesinato de Jorge Gatica dentro de la Comisaría 45° de Cipolletti avanza con testimonios que estremecen a la audiencia. En la quinta jornada, el médico forense Marcelo Uzal presentó su informe de autopsia, dejando en evidencia la violencia extrema que sufrió la víctima sin posibilidad de defenderse o cubrirse, por estar esposado por la espalda.
Las pruebas son contundentes: Gatica no tuvo oportunidad de defenderse. Su cuerpo no mostraba heridas en los nudillos ni en los antebrazos, signos típicos de quien intenta cubrirse de una agresión. En cambio, tenía marcas en las muñecas, lo que sugiere que estaba esposado con las manos en la espalda mientras recibía la golpiza.
El informe forense detalla 184 lesiones en distintas partes del cuerpo: rostro, cuello, brazos, tórax y piernas. Se identificaron golpes con objetos contundentes, pisotones, patadas y signos de ahorcamiento. Pero lo más escalofriante fue la confirmación de patadas en la ingle, lo que indica que fue atacado en los testículos con brutalidad despiadada, como informó Mejor Informado tres días después del crimen, cuando nadie descreía de la versión policial.
"Tenía como puntazos que no perforaron la piel", declaró Uzal, sugiriendo que fue golpeado con un objeto contundente con punta, posiblemente un palo de escoba.
Los acusados por el brutal asesinato son 4, la sargento 1° Andrea Henríquez (38 años) y el cabo 1° Walter Denis Carrizo (36 años) señalaron al cabo 1° Jorge Sosa (31 años). Mientras tanto, el sargento Vilmar Alcides Quintrel (32 años) también enfrenta acusaciones. Un quinto policía, Gastón Moraga, aceptó un juicio abreviado y fue condenado a tres años de prisión. Sin embargo, la evidencia sugiere que la violencia fue sistemática y prolongada.
El informe forense también confirmó que Gatica estaba vivo cuando recibió la golpiza, ya que presentaba sangrado interno y lesiones en órganos vitales. Además, los múltiples golpes sugieren que fue atacado en distintos momentos, prolongando su sufrimiento.