HISTORIAS COTIDIANAS
Neuquén: La costumbre de estacionar mal
Algo que te pasa a vos y a mí. Realidades que vivimos en Neuquén.
Desde que tengo memoria, mis padres siempre me han enseñado a convivir en sociedad y por alguna razón desconocida, me han educado por demás con respecto a las leyes de tránsito. Creo que hay un historial de víctimas en la familia por siniestros viales. Sea como sea, el punto es que de mucho me ha servido… Quiero decir, el hecho de concientizar a los más chicos es sumamente importante. Tal es así que en mi caso, he incorporado sin darme cuenta una especie de sentido común que, luego entendí, gran cantidad de personas comparten en materia de seguridad vial. Lamentablemente, he dicho "gran cantidad de personas” y no todas.
De todos mis recuerdos y conclusiones, hay algo en lo que no puedo dejar de pensar: los neuquinos y su relación con las normas de tránsito. Parece ser que esas normas son algo imposible de cumplir en la capital. Repito la palabra "imposible” haciendo referencia a hechos que van desde permitirle el paso al peatón hasta no estacionar en doble fila,en lugares reservados debidamente señalizados o sobre la vereda.
Uno de los últimos hechos que me ha sorprendido tiene que ver con un auto muy mal estacionado. Caminaba el miércoles por la mañana por el centro neuquino, tenía que hacer trámites. Pasé por la guardia de la Clínica San Lucas sobre Chaneton y Alcorta y a mitad de cuadra tuve que dar marcha atrás. Algo había llamado mi atención. Un Peugeot 206 color negro estacionado en plena senda peatonal y además, básicamente en la puerta de un sanatorio. ¿Acaso la gente no puede darse cuenta de tal infracción? ¿Puede ser posible que entre medio de los pensamientos de una persona no quepa un poco de consideración? Disculpen, me estreso ante situaciones como estas en las que parece ser que el egoísmo predomina por sobre los derechos de un peatón. Allí, vi parada una señora.
- Ay, nena… Ya no se puede creer – me dijo.
- Una vergüenza, señora – respondí.
En ese momento un joven que también se encontraba observando el vehículo metió bocado en la conversación.
- Está mal estacionado pero no juzguemos al conductor, tal vez estaba en una emergencia y la ciudad está realmente colapsada, no se puede estacionar en ningún lugar. Digo… ¿Y si el conductor de este auto no tenía opción y tuvo que frenar acá?
- Si querido, puede que tengas razón pero este sería un caso en un millón. Todos los días se ven los autos así… Y uno que creía que con las infracciones y todas esas medidas se iba a frenar un poco el problema – respondió la mujer.
La charla quedó dando vueltas en mi cabeza. Sabemos – o los que no, ahora sabrán – que se considera infracción por mal estacionamiento al que deje un vehículo a menos de 5 metros de la línea de edificación de esquinas, frente a puertas de cocheras, en doble fila, sobre la senda peatonal y a menos de 10 metros de las paradas de colectivos al igual que en sanatorios y colegios; entre tantas otras cosas. Esas multas pueden ir de los 200 a los 2 mil pesos. Pensé entonces… "Esto realmente no suena divertido”.
¿Y si los ciudadanos en definitiva estacionan mal por no tener otra opción? Eso era lo que planteó el muchacho que nos habló y si bien por un momento me convenció, decidí de todas formas no justificar tal actitud, porque hay algo que todos tenemos en claro: las leyes son para respetarlas y los derechos de uno terminan donde empiezan los del otro.
Algo que te pasa a vos y a mí. Realidades que vivimos en Neuquén City.
Mirta López