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Jueves 06 de Noviembre, Neuquén, Argentina
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Qué hay detrás de los que viven entre la basura que acumulan durante años

Una mujer fue rescatada de su casa cubierta de residuos en Neuquén. Psicólogos analizan cómo el aislamiento, la pérdida y la soledad pueden derivar en el síndrome de Diógenes, una enfermedad silenciosa que suele confundirse con descuido.

Jueves, 06 de noviembre de 2025 a las 18:49
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Una casa atrapada por la basura

La escena, más propia de una película que de la vida cotidiana, se desarrolló este jueves en pleno barrio Villa Florencia, a pocas cuadras del centro de Neuquén. En una vivienda ubicada sobre Ceferino Namuncurá al 1000, una mujer de 85 años fue rescatada por equipos municipales luego de que los vecinos denunciaran olores nauseabundos y la presencia de roedores.
Cuando los operarios lograron ingresar, se encontraron con un túnel de residuos, ropa y cajas apiladas que hacían imposible caminar. “Había que gatear para llegar a su habitación. No tenía luz, gas ni agua. Vivía entre montañas de basura”, relató Cristian Haspert, subsecretario de Limpieza Urbana.

La mujer fue trasladada para recibir atención médica y se inició un operativo de limpieza total del inmueble. Pero el caso, más allá de lo impactante, volvió a poner sobre la mesa una problemática silenciosa y compleja: la acumulación compulsiva.

El caso de Villa Florencia deja una enseñanza que trasciende la noticia: detrás de cada casa repleta de basura hay una historia de soledad, abandono y enfermedad.

El límite entre coleccionar y enfermar

El psicólogo Maximiliano Reyes explicó que el trastorno de acumulación compulsiva se incorporó en los manuales psiquiátricos recién en 2013. “La línea que separa al coleccionista del acumulador es muy fina”, señaló.
“Se trata de una dificultad profunda para desprenderse de objetos que, en la realidad consensuada, carecen de valor. El sujeto siente que todo puede ser útil o significativo el día de mañana. Esa imposibilidad de soltar genera un apego patológico”, precisó.

Reyes añadió que, en muchos casos, los acumuladores pierden el control sobre su propio entorno: “Empiezan a recortar vínculos sociales, dejan de recibir visitas, pierden espacio físico y terminan viviendo en condiciones de encierro. Es una prisión hecha de objetos”.

El especialista remarcó que el trastorno puede tener distintos grados y causas. “Hay personas que atraviesan brotes psicóticos, otras con rasgos obsesivos o depresivos. En todos los casos hay un exceso de apego que termina consumiendo al sujeto”, precisó.

“Más que acumulación, lo que se observa es abandono. Vivir sin luz, sin gas y sin agua indica un deterioro cognitivo severo o una soledad extrema”, señaló Federico Fushan, presidente del Colegio de Psicólogos del Alto Valle Oeste,

“El problema no es solo la basura, es el abandono”

Para Federico Fushan, presidente del Colegio de Psicólogos del Alto Valle Oeste, el caso de Villa Florencia revela un deterioro mucho más profundo que el simple desorden. “Más que acumulación, lo que se observa es abandono. Vivir sin luz, sin gas y sin agua indica un deterioro cognitivo severo o una soledad extrema”, señaló en declaraciones al programa Entretiempo por AM550.

El psicólogo explicó que no siempre se trata de personas mayores: “Puede haber jóvenes o adultos con cuadros similares. Pero en la tercera edad es más frecuente que se combine con demencia senil o depresión crónica. No aparece de un día para otro, sino que hay señales previas que se van ignorando hasta que el cuadro se vuelve extremo”.

Fushan destacó además que la salud mental “sigue siendo un tema postergado” y que muchas veces el entorno no sabe cómo intervenir. “Cuando alguien llega a este punto, hubo años de deterioro emocional sin acompañamiento. Por eso es clave desnaturalizar estas situaciones y promover la consulta temprana”, subrayó.

"Cuando alguien llega a este punto, hubo años de deterioro emocional sin acompañamiento. Por eso es clave desnaturalizar estas situaciones y promover la consulta temprana”, subrayó Fushan.

Una enfermedad que aísla y consume

Ambos especialistas coincidieron en que la acumulación compulsiva no debe juzgarse desde la moral, sino abordarse como una enfermedad que requiere tratamiento interdisciplinario. “No es una cuestión de suciedad ni de voluntad. Es un trastorno del vínculo con los objetos y, en el fondo, con uno mismo”, resumió Reyes.

Los casos, además, suelen detectarse por intervención de familiares o vecinos. “El pedido de ayuda casi nunca viene del propio afectado, porque el síntoma ocupa un lugar de sostén en su vida”, agregó.

Desde el municipio neuquino, en tanto, recordaron que cada operativo implica la coordinación con Salud Mental y el sistema de emergencias. “A veces es doloroso mostrar estas imágenes, pero necesario para que otros se animen a pedir ayuda o denunciar”, concluyó Haspert.

El caso de Villa Florencia deja una enseñanza que trasciende la noticia: detrás de cada casa repleta de basura hay una historia de soledad, abandono y enfermedad.

La recuperación de la mujer de 85 años dependerá ahora del acompañamiento médico y social. Pero también de una comunidad capaz de ver que, muchas veces, la basura visible es solo el reflejo de un dolor que quedó escondido durante años.

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