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Jueves 28 de Agosto, Neuquén, Argentina
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La historia del nadador mapuche que desafía las aguas gélidas de la Patagonia

Lucas Quintupuray, nadador y miembro de la comunidad mapuche, nadó un kilómetro en aguas de 4,5 grados sin neoprene y ya apunta a la “milla helada”, uno de los mayores desafíos del nado extremo.

Jueves, 28 de agosto de 2025 a las 11:00
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“Ojalá pueda seguir creciendo y llevar la bandera mapuche a cada lago del mundo", dijo Lucas Quintupuray.

“El agua es nuestra fuerza”, confesó Lucas Quintupuray, miembro de la comunidad mapuche Quintupuray, quien recientemente completó un kilómetro en aguas de apenas 4,5 grados sin traje de neoprene y certificó a nivel mundial. Con orgullo lleva la bandera de su pueblo y sueña con la “milla helada”, uno de los desafíos más extremos de la disciplina.

El lago, el frío y la identidad mapuche son parte de la vida de Lucas, nadador de 37 años, que hace unas semanas participó en el Ice Challenge Bariloche, un evento avalado por la International Ice Swimming Association (ISA) que certifica pruebas de nado en aguas gélidas, aquellas con temperaturas inferiores a los 5 grados.

“Para nosotros, los mapuche lafkenche somos gente de los lagos, de las aguas. Desde chico sentí esa conexión con el agua y hoy puedo representarla en el deporte”, contó Lucas a Mejor Informado, quien también es escultor, constructor de instrumentos. Desde los 6 años nada en los lagos del territorio que habita y hoy se encuentra entre los nadadores que practican la exigente disciplina de natación en aguas gélidas.

Hace unas semanas, Lucas Quintupuray, participó en el Ice Challenge Bariloche, un evento avalado por la International Ice Swimming Association (ISA) que certifica pruebas de nado en aguas gélidad, aquellas con temperaturas inferiores a los 5 grados.

El nadador, que vive en la comunidad Quintupuray, en el brazo norte del Lago Correntoso, a 30 kilómetros de Villa La Angostura, cumplió con un objetivo que lo obsesionó durante meses: nadar un kilómetro en aguas de 4,5 grados, a pura piel, sin neoprene y con las mínimas autorizaciones reglamentarias (malla común y un solo gorro de silicona). “Es un deporte extremo, pero con toda la conciencia de la protección y el respeto de los parámetros. Los accidentes no los quiere tener nadie”, remarcó.

El lago, el frío y la identidad mapuche son parte de la vida de Lucas.

La prueba más dura: cuerpo y mente en aguas heladas

Lucas tardó 24 minutos en completar el kilómetro, aunque asegura que podría haberlo hecho más rápido. “Con el frío uno se vuelve mucho más lento, pero lo importante es salir por tus propios medios, consciente y con las condiciones que pide la organización”, explicó.

Su próximo objetivo es la temida “milla helada”, que implica nadar 1.600 metros en aguas por debajo de los 5 grados.

El desafío no fue sencillo: las aguas gélidas son un nivel más exigente que las llamadas aguas frías (de 5 a 14 grados). “El año pasado me animé a los 500 metros y me costó mucho. Este año la meta era duplicar la distancia y lo logré gracias al entrenamiento”, señaló, agradeciendo a su entrenadora Alejandra San Martín. Con el acompañamiento de su entrenadora, Lucas ingresó a competencias de aguas abiertas hace dos años y desde hace un año y medio se dedica a entrenar en aguas frías y gélidas.

Explicó que empezó por las aguas gélidas porque en Villa La Angostura no hay pileta, "entonces solo podíamos nadar en verano". "La única que nos quedaba era nadar durante todo el año en el lago, porque obviamente no teníamos lugar para entrenar”, agregó. 

El nadador mapuche participó en el Ice Challenge Bariloche, un evento avalado por la International Ice Swimming Association (ISA) que certifica pruebas de nado en aguas gélidas.

Orgullo mapuche y nuevos desafíos

Lucas ya cuenta con un currículum que incluye títulos en el Sudamericano de Aguas Frías y el Campeonato Argentino, pero lo que más lo enorgullece es representar a su comunidad: “Más allá de los logros deportivos, lo importante para mí es llevar la bandera mapuche y mostrar nuestra cultura con respeto. Siempre que voy a un evento me reciben con mucho reconocimiento a la diversidad cultural, y eso me da fuerza”.

De cara al futuro, su próximo objetivo es la temida “milla helada”, que implica nadar 1.600 metros en aguas por debajo de los 5 grados. “Me lo propusieron para el año que viene. No es una distancia fácil, he visto a otros nadadores complicados al salir. Si mi cabeza y mi cuerpo me dicen que estoy listo, lo voy a hacer. Si no, esperaré. Lo importante es no pasarla mal, sino disfrutar”, reflexionó.

 

 

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