La Nochebuena volvió a estar marcada por un uso intenso de pirotecnia en la comarca petrolera, en una escena que se repite año tras año pese a las normativas vigentes. Durante unos 15 minutos, el cielo y el sonido de las explosiones dominaron la noche, para luego dar paso a detonaciones más aisladas que se extendieron durante la madrugada.
Según pudo observarse, los primeros estallidos comenzaron a escucharse alrededor de las 22, de manera dispersa, pero con el correr de los minutos fueron ganando frecuencia e intensidad. A medida que se acercaba la medianoche, la pirotecnia se hizo cada vez más presente en distintos barrios, hasta que, apenas pasadas las 00.00, la sucesión de explosiones y luminiscencias se volvió prácticamente continua. El pico máximo se registró cerca de las 00.06, cuando se concentró la mayor cantidad de estruendos, tanto por volumen como por potencia.
Ahora, la atención está puesta en el saldo que dejará esta celebración en términos de controles y sanciones. Se espera conocer en las próximas horas cuántas intervenciones realizará el área de Control Urbano de Cutral Co y qué actuaciones se iniciarán desde el Juzgado de Faltas, a cargo de la jueza Ana Stempin. Estos datos permitirán dimensionar el alcance real del incumplimiento de las ordenanzas que regulan o prohíben el uso de pirotecnia sonora.
Otro aspecto que vuelve a generar interrogantes es el origen del material utilizado. En la comarca petrolera no existen fábricas locales de pirotecnia, por lo que todo el material que se utilizó debió haber ingresado desde otras localidades o provincias. Esto implica que, en algún momento previo a las fiestas, la pirotecnia circuló por rutas neuquinas, reabriendo el debate sobre los controles en los accesos y la comercialización informal.