SUPERFICIES DEL LEER
Bibliosenderismo: lecturas en la barda
Leemos poesía no sólo para activar algún movimiento cósmico que dance en rincones impensados, también para desnaturalizar el lenguaje de lo que se supone que debe referir.Por Romina O, lectora y poeta de Neuquén.
Subir al lugar más alto de la ciudad de Neuquén un día cualquiera de fines de diciembre, a primera hora, con un libro en la mochila. Ascender a la barda temprano, muy temprano, para no escuchar sonidos navideños y festivos.
Hay carteles, arcilla, una bandera, árboles de todo tipo, jarilla en flor, todos los pájaros cantando anécdotas, pasa una liebre por arriba, no veo cuises ¿dónde están? Tantos corrían por calle Albardón en otoño.
Aparecen pocas personas, caminan lento, algunas se aman desde anoche en una camioneta estacionada, otras transitan el veredón reglamentario, cruzan miradas, van de a pares, algunas traen tecnologías acompañantes: auriculares, radios, libros.
¿Releés tus libros preferidos? ¿Los llevás de paseo? Llevé a la barda un libro que amo, este es mi regalo de fin de año: releerlo.
“Conversaciones en la noche del amor” de Macky Corbalán de Ediciones En Danza:
“El paseo lleva hasta una zona
desconocida del barrio, un perfume
de hojas moribundas impregna la tarde
con su musgo ambarino. La soledad está llena
de seres, perros y gatos que acompañan
un momento y luego desaparecen afanados
en sus tareas, las recuerdan sólo un instante,
y hacen de ese recuerdo una deidad informe,
a la que obedecen aún en sueños. Cuando
llega el sueño es noche, y cuando llega el alimento,
hambre. Inmediatez de lo animal, pura
intensidad de lo presente. Ignorar el signo,
responder al impulso, pasear. Hacer del lenguaje
un paso y otro
más.”
¿Caminaría Macky por la barda de vez en cuando? ¿Sentiría el barrido áspero de la jarilla entre sus dedos también? ¿Detendría sus ojos ese brillo hipnótico de las barbas de trigo miniatura, panaderos volando semilla liviana al sol? ¿Se quedaría ella mirando, sintiendo?
Hay una piedra gigante y colorada que uso de sillón cuando vengo tan alto, tan alto como estos poemas de Macky. Es que me gusta subir, el ascenso me tiene escribiendo, no tanto por mirar desde arriba sino por lo que implica ir deslizando el cuerpo hasta un estado.
Hay gente caminando, gente que hace gimnasia con ropas específicas, zapatillas, sombreros, protector solar, botella de agua congelada; pero hay algunas personas que no, son pocas pero existe un minúsculo grupo de gente que pareciera que llegó a la barda de puro deambular sin la intención senderista. Esa gente retiene mi interés, ¿vienen como yo a decirle cosas a las flores amarillas, a buscar ayuda para pensar, a reprogramarse? Esos que suben con zapatos que fueron lustrados en algún otro momento o con pantalones de jean, ¿esos, a qué vienen, a qué venimos a la barda? ¿Se habrá encandilado Macky con el sol fuertísimo rebotando sobre las piedras de la barda? ¿Qué flores le gustarían? ¿Cuáles miraría como mil?
Cuando la traigo a la barda en su libro, camino y siento que esos poemas nos acompañan a quienes la leemos, nos observan sus versos, nos cuidan el lápiz cada vez que las sombras son demasiado grandes y no hay cómo afrontarlas que no sea con la visita de poesía.
“La idea del amor te levanta, asciende
por encima de tu altura, se inclina
mirándote, sopesando
tus cualidades, decide.”
Este es el libro que enterraría en un cofre para que lea mi yo del futuro dentro de cinco, de diez, de cincuenta años (sí, 50 más) o que pediría que entierren conmigo cuando muera por si tuviera que esperar algún tránsito para ser gusano. Es que este largo poema, que es un libro, me conversa y solo vine a la barda a leer poemas que sean conversaciones, y quisiera escucharla a ella leyéndolo, frenando la lectura para mirar algo, arreglando las hojas, escuchando alguna risa o la suya.
Leer como explorar esa sensación de estar en una encrucijada temporal y encontrarme a Macky habitante del futuro o de otro plano, ella y sus combinatorias, Macky y su manera profunda de hacer que la poesía exista:
“El temblor del lenguaje, esa
reverberación puede ser poesía.
…
Creías que conocías el lenguaje
del amor, esa manera de disponer
el cuerpo, un brillo apenas más
vehemente en la mirada, la morosidad
de esa lengua humedeciendo
te.
…
Todo lenguaje es el lenguaje
del desamor.
Ante lo inevitable no queda
más que bailar
la ronda, ronda, ronda
del desamor.”
Cerrar lo ojos en la barda, hacerle un retiro momentáneo al mundo para meditar las palabras de un libro preferido, uno que acompañe tan fuerte que te haga llorar, que te haga despensar que el futuro es un enigma, encontrarse no original en la labor de desprenderse de la fachada de robot indolente que se precisa para vivir.
Leemos poesía no sólo para activar algún movimiento cósmico que dance en rincones impensados, sino también para desnaturalizar el lenguaje de lo que se supone que debe referir.
“Estar en el amor es estar
en recogimiento, en la
perseverancia de la escritura:
se escribe para materializar
un infinito irreductible, se ama
por idéntica razón.”
…
Los últimos tres versos del libro:
“Pese a todo este desatino, te veo,
todavía sombra, que atraviesa
los párpados cerrados, con su luz.”
Lo leíste, pensaste la imagen, volvé a leerlos despacio, de vuelta, en voz alta si podés. Estuviste ahí, yo también. Nunca pensamos que se podía describir con palabras la escena de cerrar los ojos y ver esos restos de sombra en el párpado y que a la vez sea poesía. Eventualidades que nos ocurren muy seguido, pero no las hablamos tanto, ¿por qué? Como cuando nos detenemos un segundo a percibir si fue real un ruido o esa luz extraña que se filtra impregnando la cocina con una estela ultracargada de partículas doradas, flotan, se mueven lento, pasamos la mano, huyen, ¿qué son?
Más sobre Macky poeta:
No saber bien de qué me habla Macky en este libro me llevó a leerlo tantas veces. Intuir que la poesía se autoexploraba mientras hablaba del amor me acerca cada vez. Releer un libro preferido en la barda es un gran regalo para cerrar el año (tan difícil), un libro que quiere hoy conversar conmigo. Lengua que se subleva y así conjura.
“Apetito
que vacía en vez de satisfacer, cada
palabra ha de asesinar a la anterior
para que su sentido acontezca.”
Macky Corbalán nació en junio de 1963 en Cutral Có. Una poeta que además era periodista y licenciada en Servicio Social. Activa militante lesbiana y feminista. Coordinadora de talleres literarios. Publicó: La pasajera de la arena (1992), Inferno (1999), Como mil flores (2007), El Acuerdo (2012), Anima(i)s (2013). Su poesía forma parte de innumerables antologías de literatura nacional y de otros países. Conversaciones en la noche del amor es uno de los libros que, antes de irse (2014), ella dejó listo y corregido decidiendo formato, diagramación, inclusive su tipografía.