Lucas Vicente, un joven neuquino de 25 años, estudiante de Nutrición, atleta y creador de contenido, se consagró campeón en varios torneos de fisicoculturismo a nivel nacional y regional. Su historia refleja años de constancia, esfuerzo y un compromiso inquebrantable con el deporte, tanto dentro como fuera del gimnasio. Desde muy chico estuvo ligado a distintas disciplinas deportivas, aunque fue el rugby el que lo llevó por primera vez al gimnasio, con el objetivo de mejorar su rendimiento físico.
En diálogo con el programa “Cuando la noche cae, la radio se enciende”, que se transmite por AM550, compartió detalles de su recorrido deportivo y de los sacrificios que acompañan cada logro. Al igual que muchos jóvenes, Lucas experimentó un freno durante la pandemia. Sin embargo, ese período terminó siendo un motor de cambio: comenzó a consumir contenido fitness internacional y a entrenar en casa con recursos mínimos. Los resultados rápidos despertaron en él el interés por el fisicoculturismo, disciplina en la que hoy brilla.
“A fines de 2021 hicieron un torneo acá en Neuquén, decidí presentarme y lo gané”, relató en AM550. Ese triunfo le abrió las puertas al Campeonato Argentino en Buenos Aires, donde obtuvo el subcampeonato. Desde entonces, participa de torneos nacionales de manera constante, entre dos y tres por año y ya acumula nueve títulos nacionales y cuatro podios sudamericanos. En 2024 viajó a Paraguay para competir internacionalmente y obtuvo el segundo puesto, un logro que considera clave en su evolución tanto física como personal.
Su coronación más reciente fue este sábado, cuando se convirtió en Campeón Overall del Torneo de Fisicoculturismo de Río Negro, uno de los certámenes más importantes del circuito patagónico. “Volver a posicionar a Neuquén en lo más alto del deporte es un orgullo que no puedo describir”, aseguró en la entrevista. Lucas remarcó que detrás de cada medalla hay un trabajo silencioso e intenso, largas horas de entrenamiento, una alimentación estricta y una fortaleza mental que debe sostenerse incluso cuando el cuerpo está al límite. “Manejamos cada gramo de proteína e hidratos como si fuéramos matemáticos”, explicó.
Este año decidió encarar la preparación por su cuenta, confiando plenamente en su experiencia y estudios. Llegó al torneo de Río Negro luego de un mes y medio de competencias consecutivas. “Cada preparación es una semana de pasar hambre y deshidratarse; eso le pasa factura al cuerpo. Pero a mí no me quedó otra porque tengo que preparar finales”, contó.
El proceso previo a competir combina una etapa de superávit calórico para ganar masa muscular, seguida por un déficit extremo. Lucas también detalló el manejo de la hidratación: de consumir entre 8 y 10 litros diarios, pasa a solo 2 litros en los días previos y nada de agua el día del torneo. A pesar del agotamiento, los entrenamientos no se detienen. Lucas adelanta que busca combinar sus conocimientos en nutrición con su experiencia deportiva. “Cuando me reciba quiero abrir una clínica en Neuquén para apoyar el alto rendimiento, no solo en culturismo sino en cualquier deporte”, comentó.