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Martes 09 de Diciembre, Neuquén, Argentina
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El cuarteto cordobés ya es patrimonio de todos: la UNESCO lo sumó a su lista mundial

El ritmo nacido en los barrios de Córdoba, con más de ocho décadas de historia y una identidad que atraviesa generaciones, fue declarado Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.

Por Redacción

Martes, 09 de diciembre de 2025 a las 15:14
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La Mona Jiménez, uno de los exponentes del género / Foto ilustrativa

El cuarteto volvió a hacer historia. Desde una sesión de la UNESCO realizada en Nueva Delhi llegó la noticia que muchos esperaban: el género más representativo de Córdoba entró oficialmente al selecto grupo de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Para miles de argentinos, fue un reconocimiento que venía cantado, porque el tunga-tunga hace rato es parte del ADN social y emocional de la provincia.

El camino hacia esta distinción empezó en 2022 con una propuesta del municipio cordobés, primero bajo la gestión de Martín Llaryora y continuada por el actual intendente, Daniel Passerini. A eso se sumó el trabajo de la Cancillería y del Ministerio de Cultura, además del consenso de especialistas y referentes que aportaron su mirada sobre la huella profunda que el cuarteto dejó en la vida cotidiana.

La presentación que evaluó la UNESCO no fue solo un repaso musical: incluyó la historia de los bailes, el valor del ritual de la pista, la fuerza de las letras y esa energía particular que hizo que el cuarteto saliera de los barrios para convertirse en un fenómeno social. Se destacó también su condición de tradición viva, siempre en movimiento, que cada generación vuelve a moldear a su manera.

Un ritmo que convoca

Nacido en 1943, con orquestas que combinaban piano, violín, acordeón y contrabajo, el cuarteto encontró una figura clave en Leonor Marzano, considerada la madre del género. Desde ahí, no dejó de transformarse: en los 70 sumó influencias caribeñas y afrolatinas, incorporó vientos y atravesó épocas difíciles sin perder su espíritu festivo y barrial. Con artistas emblemáticos como La Mona Jiménez o Rodrigo, terminó de consolidarse como un sonido inconfundible dentro y fuera del país.

Hoy, los bailes son parte del paisaje cordobés y un punto de encuentro para familias, amigos y jóvenes. Las orquestas superan los ocho músicos y el intercambio entre el público y el escenario genera un idioma propio, con señas y gestos que hablan de pertenencia. El famoso “tunga-tunga” marca cada paso y alimenta una tradición que sigue creciendo.

El cuarteto es más que música: es identidad, memoria y celebración. Sus canciones, desde las más picarescas hasta las más sentimentales, acompañan a Córdoba desde hace generaciones. Y ahora, con este reconocimiento mundial, ese latido popular se convierte en un orgullo compartido para toda la Argentina.

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