En el límite entre el desorden y la patología existe un fenómeno poco comprendido: el de los acumuladores extremos. Personas que acumulan basura, objetos o incluso animales, creando espacios insalubres para ellos y sus vecinos. La psicóloga Yanela Duimich enfatizó que este comportamiento “no se trata de falta de voluntad o de vivir por fuera de lo que uno esperaría, sino que hay un sufrimiento psíquico que se enmascara en esta acumulación”.
En declaraciones a Noticiero Central por Canal 24/7, la especialista consideró que la clave está en dejar de reducir la situación a un estigma y abordarla desde la salud mental y la psicología comunitaria. “Estos casos recuerdan que la salud mental no es solo una cuestión individual. Es un fenómeno colectivo y requiere políticas públicas, dispositivos comunitarios, miradas que combinen el cuidado, los derechos y el acompañamiento”, aseguró.
Este miércoles, por segunda vez en dos años, la Municipalidad de Neuquén realizó un allanamiento en un domicilio de la calle Gregorio Martínez casi Roca de la ciudad a raíz de acumulación de basura y heces de animales dentro de la casa y en el terreno, lo cual complica la convivencia con los vecinos que denunciaron la situación. Lo cierto es que cuando llegaron los equipos las condiciones eran insalubres al extremo y de caos total.
El aislamiento es uno de los disparadores más claros precisó la especilista. Explicó que “no es que una persona de un día para el otro no sale a su comunidad. Empieza a encerrarse a poco, quedando fuera de la red. Después aparecen los signos de la precariedad: psíquica, física, habitacional, económica”. A partir de allí, el deterioro del entorno se hace visible, afectando también a los vecinos.
El tratamiento, según Duimich, debe ser integral y coordinado. “Una internación por sí sola no alcanza. Es necesario un trabajo interdisciplinario con enfoque en salud mental, trabajo social y organizaciones comunitarias. El acompañante terapéutico puede armar un dispositivo para sostener a la persona en el día a día tras la internación”, destacó. Resaltó que la intervención no consiste solo en limpiar o sacar animales, sino en “reconstruir lazos y condiciones de vida que le permitan a la persona vivir en la comunidad de manera digna”.
“Estos casos recuerdan que la salud mental no es solo una cuestión individual. Es un fenómeno colectivo y requiere políticas públicas, dispositivos comunitarios, miradas que combinen el cuidado, los derechos y el acompañamiento”, aseguró la psicóloga Yanela Duimich.
La problemática, concluyó, exige mirar más allá del síntoma: “Si no se articulan todos los factores de la comunidad y responsables de garantizar derechos, la intervención fracasa. Por eso es tan importante un abordaje integral, no solo individual”.
En un contexto donde el aislamiento y la precariedad se cruzan con la salud mental, la historia de los acumuladores extremos nos recuerda que detrás del desorden hay vidas que necesitan acompañamiento, comprensión y estrategias comunitarias para reconstruirse.