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Jueves 14 de Agosto, Neuquén, Argentina
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Cuando acumular basura se convierte en un grito silencioso: el complejo mundo de los acumuladores extremos

Acumular basura, objetos o animales no es solo desorden: es un síntoma de sufrimiento psíquico que afecta a la persona y a su comunidad. Cómo detectar los primeros signos y qué estrategias funcionan para acompañar a quienes viven esta realidad.

Miércoles, 13 de agosto de 2025 a las 15:11
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En el límite entre el desorden y la patología existe un fenómeno poco comprendido: el de los acumuladores extremos. Personas que acumulan basura, objetos o incluso animales, creando espacios insalubres para ellos y sus vecinos. La psicóloga Yanela Duimich enfatizó que este comportamiento “no se trata de falta de voluntad o de vivir por fuera de lo que uno esperaría, sino que hay un sufrimiento psíquico que se enmascara en esta acumulación”.

En declaraciones a Noticiero Central por Canal 24/7, la especialista consideró que la clave está en dejar de reducir la situación a un estigma y abordarla desde la salud mental y la psicología comunitaria. “Estos casos recuerdan que la salud mental no es solo una cuestión individual. Es un fenómeno colectivo y requiere políticas públicas, dispositivos comunitarios, miradas que combinen el cuidado, los derechos y el acompañamiento”, aseguró.

Este miércoles, por segunda vez en dos años, la Municipalidad de Neuquén realizó un allanamiento en un domicilio de la calle Gregorio Martínez casi Roca de la ciudad a raíz de acumulación de basura y heces de animales dentro de la casa y en el terreno, lo cual complica la convivencia con los vecinos que denunciaron la situación. Lo cierto es que cuando llegaron los equipos las condiciones eran insalubres al extremo y de caos total. 

El aislamiento es uno de los disparadores más claros precisó la especilista. Explicó que “no es que una persona de un día para el otro no sale a su comunidad. Empieza a encerrarse a poco, quedando fuera de la red. Después aparecen los signos de la precariedad: psíquica, física, habitacional, económica”. A partir de allí, el deterioro del entorno se hace visible, afectando también a los vecinos.

El tratamiento, según Duimich, debe ser integral y coordinado. “Una internación por sí sola no alcanza. Es necesario un trabajo interdisciplinario con enfoque en salud mental, trabajo social y organizaciones comunitarias. El acompañante terapéutico puede armar un dispositivo para sostener a la persona en el día a día tras la internación”, destacó. Resaltó que la intervención no consiste solo en limpiar o sacar animales, sino en “reconstruir lazos y condiciones de vida que le permitan a la persona vivir en la comunidad de manera digna”.

“Estos casos recuerdan que la salud mental no es solo una cuestión individual. Es un fenómeno colectivo y requiere políticas públicas, dispositivos comunitarios, miradas que combinen el cuidado, los derechos y el acompañamiento”, aseguró la psicóloga Yanela Duimich.

La problemática, concluyó, exige mirar más allá del síntoma: “Si no se articulan todos los factores de la comunidad y responsables de garantizar derechos, la intervención fracasa. Por eso es tan importante un abordaje integral, no solo individual”.

En un contexto donde el aislamiento y la precariedad se cruzan con la salud mental, la historia de los acumuladores extremos nos recuerda que detrás del desorden hay vidas que necesitan acompañamiento, comprensión y estrategias comunitarias para reconstruirse.

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