La escena se repite una y otra vez en una cuadra de la calle Alem, en Cutral Co: un perro dogo asoma la cabeza por encima de una reja baja, lanza ladridos bruscos y sorprende a quienes caminan por la vereda. El sobresalto ya se volvió parte del paisaje del barrio, donde varios vecinos coinciden en que el animal podría atacar si alguien pasa distraído o un niño se acerca demasiado.
Quienes viven en el sector aseguran que el riesgo no es nuevo y que la situación genera un temor creciente. Relatan que, para evitar un posible mordisco, muchas personas optan por bajar a la calle cada vez que deben pasar frente a la vivienda. “Te encara de golpe y es muy grande, no sabés cómo puede reaccionar”, comentan.
El malestar se profundizó cuando una vecina pidió asistencia municipal y desde el área de Zoonosis le informaron que debían radicar la denuncia policial para avanzar. Para los habitantes del barrio, esperar a que ocurra un incidente no es una opción.
Numerosas denuncias
La normativa local establece obligaciones precisas para los dueños de animales de gran porte y advierte que el cerco perimetral debe ser lo suficientemente seguro para evitar cualquier contacto con la vía pública. También fija la responsabilidad civil por daños o molestias, y contempla sanciones en caso de incumplimiento. Sin embargo, los propietarios de este dogo incumplen con estas pautas.
En la cuadra piden una intervención preventiva que garantice la seguridad de peatones y, sobre todo, de los chicos que transitan a diario. Afirman que no se trata solo de un perro inquieto, sino del resultado evidente de una tenencia irresponsable que podría derivar en un accidente evitable. Mientras tanto, las denuncias continúan.